Las empresas de comunicación bajo la batuta del señor Roures están preparando su fusión su Antena 3. Y, además, buscan colocarse ante el sol que más calienta a partir del 20 de noviembre, que parece será el partido popular quien tome las riendas del futuro gobierno de España.
En pocos días el señor Roures ha tenido reuniones con sus directivos donde se ha buscado el saneamiento económico de sus servicios de comunicación en el presente y en el futuro inmediato. También se ha investigado una posible comisión de un delito de información privilegiada y espionaje empresarial en el canal televisivo Gol Televisión, donde ha sido expulsado el culpable y se ha buscado un horizonte de renovación de la exclusiva con el mundo de la transmisión televisiva futbolera que cumple en el próximo mes de junio.
Sea lo que fuere, la verdad es que los diversos medios de comunicación están colocándose en el mejor de los puestos de salida posible a partir de la nueva etapa política que se avecina en España.
Lo peor de toda esta trama es que la Iglesia no está donde debe, ni con quien debe. Hace unos días escribimos en el Blog El Olivo que mensualmente la televisión eclesial 13 TV pierden un millón de euros, propios de la Iglesia, la mayor accionista de la empresa.
Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Es necesaria perder esta sangría de dinero eclesial cuando la audiencia del canal televisivo es casi nula?, ¿debe cerrar la Iglesia a 13 TV y emplear su dinero en obras de caridad tan urgentes en esta crisis económica?.
El debate está abierto. Mi opinión es que debe hacerse un serio seguimiento de ese dinero que se tira, cortar su pérdida y tomar las decisiones empresariales necesarias. No hacerlo a tiempo es perder el tiempo. Hacerlo tarde o mal es un antisigno eclesial que se coloca en las manos de los que odian a la Iglesia Católica.
Tomás de la Torre Lendínez
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