Ayer el Papa Benedicto XVI visitó la ciudad italiana de Ancona, donde presidió la clausura de un Congreso Eucarístico. Se reunión con sacerdotes y jóvenes. A éstos les dijo, sobre todo a los que están novios camino de cotraer matrimonio lo siguiente:
“…Queridos jóvenes ¡no tengan miedo de afrontar estos desafíos! No pierdan jamás la esperanza. Tengan valentía también en las dificultades, permaneciendo firmes en la fe. Estén seguros que -en cada circunstancia- son amados y custodiados por el amor de Dios que es nuestra fuerza. Dios es bueno. Por esto es importante que el encuentro con Dios -sobre todo en la oración personal y comunitaria- sea constante, fiel, propiamente como es el camino de vuestro amor: amar a Dios y sentir que Él me ama. ¡Nada nos puede separar del amor de Dios!"
Es el amor de Dios que mantiene a la persona firme en la fe y en la esperanza, ante las dificultades presentes y futuras. El Papa es conocedor de los problemas que afectan a Italia en el orden económico y moral. Estas parejas jóvenes cuando contraigan matrimonio van a ser zarandeados por la crisis en el más amplio sentido de la palabra.
La llamada a la oración personal y comunitaria es la clave para comprender que el porvenir de esas familias a construir siempre pasa por la celebración de la Eucaristía, sacramento de unidad y vínculo de fraternidad entre los que creemos y somos hijos de Dios, para superar toda clase de adversidades.
Para saber más en el siguiente enlace:
http://revistaecclesia.com/content/view/28746/1/
Tomás de la Torre Lendínez
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