Han tratado diversos temas pastorales importantes para aquella región española con la participación de todos los pastores presentes.
Pero, como en Cataluña, existe una religión laica llamada: nacionalismo catalán. Y los obispos deben obediencia a esta religión lo demuestra éste párrafo del comunicado final:
"En el transcurso de la reunión, el nuevo Síndico de la Vall d'Aran, Magnf. Sr. Carlos Barrera, acompañado del Sr. Pau Perdices, diputado provincial, del Sr. César Ruiz-Canela, alcalde de Naut-Aran y del Sr. Àlex Moga, alcalde de Vielha, se han desplazado a Salardú para saludar a los arzobispos y obispos catalanes y les han agradecido su importante aportación a la espiritualidad y a la cultura del país, y muy en concreto a la de la Vall d’Aran."
En el Sur de España, por ejemplo, cuando los obispos andaluces de ahora se reunen, normalmente en Córdoba, no acude ninguna autoridad civil o política ni saludarlos, ni a dorarles la peana.
Todo lo contrario, si los medios hostiles a la Iglesia les pueden zurrar la badana por algo, lo hacen y el pueblo andaluz ve cómo se meten con sus obispos, lo merezcan o no.
En Cataluña, la religión nacionalista exige obediencia y respeto a los obispos de modo concreto, como se ve en el párrafo citado. Esta es una de las grandes diferencias entre Cataluña y Andalucía, donde viven un millón de andaluces emigrados hace cuarenta años.
Quien desee saber más puede acudir aquí:
http://revistaecclesia.com/content/view/27598/1/
Tomás de la Torre Lendínez
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