Con esta determinación monseñor Munilla enseña sus cartas de obedecer antes a Roma que la religión laicista nacionalista vasca, que ahora está metida en todas las instituciones tras las elecciones del pasado 22 de mayo.
El viejo clero vasco, esclavo del nacionalismo, ha lanzado a toda su artillería pesada contra el obispo, quien vivió en propia carne, siendo estudiante, una situación similar y se marchó a Toledo a estudiar una sana teología sin mezclas de nacionalismo.
Desde aquí alabo al obispo Munilla, y le felicito por su valentía. La única manera de redimir al pueblo vasco de la religión nacionalista laicista es irse fuera, para luego volver como misionero en tierra extraña y entregar la vida por la causa del evangelio del Señor y por la gente buena de aquella tierra.
El mismo obispo fue lo que hizo, y Roma reconoció su valía intelectual y su entrega a la Iglesia del Señor.
Quien desee saber más puede acudir aquí.
Tomás de la Torre Lendínez
Encomendemos al sr. obispo, porque vaya tropa le ha tocado, todo el día con cara de mala gaita 8digamos txistu), y dando la matraca con sus reuniones, ponencias, votaciones, más reuniones, más estructuras, más cuestiones, más votaciones... total, pa que tengan las parroquias llenas de ancianos o de difuntos.
ResponderEliminar