Es lo que tienen los trastornos obsesivos-compulsivos, que al enfermo le parece que todo gira en torno a sí y a sus obsesiones. Como aquel personaje de la magistral novela de Chesterton, La esfera y la cruz, que obsesionado por destruir cualquier cruz acababa viendo cruces por todos sitios y terminaba destruyendo su propia casa.
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