martes, 11 de junio de 2019

Los sencillos catalanes no callan

Iglesia de San Ramón Nonato, a Coma-ruga, Tarragona. Missa de 19:00 de diumenge de Pentecosta, gran fiesta católica que celebra la venida del Espíritu Santo, que hace que las multitudes profeticen cada una en su lengua y se entiendan todos. La fiesta católica y universal por excelencia de la fe cristiana.
El párroco de la iglesia se llama Armand Carbonell Bergès, uno de los 450 curas y diáconos firmantes de la “Declaració sobre el Referèndum d’Autodeterminació” del 1-O. Allí mossèn Armand afirmaba que era “legítima y necesaria la realización” del Buti2, e “invitaba a los católicos a votar”. Cosas de la idolatría de centenares de capellazis que han cambiado a Cristo por la cubana, y estos lobos quieren que su rebaño haga lo mismo. El cura se hizo algo famoso el pasado julio cuando plantó un churro amarillo en el cirio del altar (no sabem pas si era el ciri pasqüal), y los fieles -hartos- lograron que lo quitara; sucedió igual no hace mucho con una cubana que colgó de la iglesia. La cosa es seria, porque mosén Carbonell además es juez del Tribunal Eclesiástico, o sea que se le supone cierta idea de lo que es la justicia, y tiene una curiosa forma de aplicarla en su parroquia.
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