Libertad Digital
Lean, amigos, uno de los secretos por los que la izquierda gana en diversos lugares españoles.
Las cosechas están en peligro. Muchos empresarios del campo están desesperados, no encuentran mano de obra disponible. Hay cultivos que están en riesgo por falta de empleados que recolecten aceituna o tomates. El origen del problema está muy claro para los afectados: las ayudas y subsidios agrarios están generando un incentivo perverso, ya que hacen que el jornalero prefiera cobrar el desempleo antes que ir a trabajar.
Si bien Andalucía o Extremadura han sido, históricamente, los grandes referentes del PER, lo cierto es que el polémico Programa de Empleo Rural, implantado en 1986, no sólo afecta a las regiones del sur. Otras comunidades han copiado el modelo. En 1996, Canarias, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Murcia y Aragón también empezaron a implantar el polémico subsidio. Y en otras regiones del norte, las rentas mínimas han empezado, igualmente, a mostrar sus perniciosos efectos, hasta el punto de que el sindicato de Unión de Trabajadores y Ganaderos de Navarra (UAGN) denuncia que el cobro de la Renta Garantizada "es un freno brutal a la hora de encontrar trabajadores".
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