A Vincenç Albert Ballester lo conocían en su casa a la hora de repartir la semanada. Un vulgar activista sin ninguna idea original, al que la independencia de Cuba le pilló en la isla y decidió copiar lo que allí vio. La senyera no le gustaba y la cambió, añadiéndole una estrella cubana; odiaba a “España” y decidió fundar La Tralla, una revista dedicada a esparcir el resentimiento nacionalista entre los incautos que la compraban. Desde allí apoyaba la violencia del Estat Català de Francesc Macià, que a su vez incluía propaganda de La Tralla en su semanario.
El resto de la información está en el siguiente enlace:
No hay comentarios:
Publicar un comentario