Los almogávares deben su nombre a la expresión árabe al-mugawir, “el que realiza incursiones“. En los s. XIII y XIV cristianos de todos los reinos hispanos practicaron la forma de vida almogávar. Eran «unas gentes», según el cronista Bernat Desclot,“que no viven sino de armas, y no están en ciudades ni en villas, sino en montañas y bosques, y guerrean cotidianamente con los sarracenos, y entran dentro de la tierra de los sarracenos una o dos jornadas, robando y apresando, y sacan muchos sarracenos presos y mucho otro haber”. Desclot pone en boca de un almogávar una definición de los de su clase como hombres “no acostumbrados a estar en villas ni en ciudades, que no somos zapateros, ni tejedores, ni hombres que sepamos nada hacer sino hechos de armas contra nuestros enemigos”.
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